Antibióticos: mas de la
mitad se receta en forma
innecesaria
Lejos de curar, este uso inapropiado
viene generando que algunas infecciones comunes se vuelvan cada vez más
peligrosas, alertan desde los hospitales de la Región
Por NICOLÁS MALDONADO
Así lo aseguran desde la
Sociedad de Infectología de La Plata, donde los infectólogos y microbiólogos de
la Región se reúnen regularmente a analizar uno de los efectos más preocupantes
de esa conducta: el surgimiento de “bacterias problema”. Y es que a la par del
uso irresponsable de antibióticos han venido apareciendo en la comunidad
infecciones cutáneas, urinarias y respiratorias causadas por cepas que ya no
responden a los tratamientos habituales.
¿Por qué entonces se recetan
más antibióticos de los necesarios? La pregunta, aunque sencilla, no es fácil de
contestar. Sucede que el fenómeno de la sobreprescripción responde tanto al
desconocimiento, la negligencia y al miedo como a presiones comerciales, admiten
los propios médicos.
El hecho es que liviandad con
que se recetan, se venden y se consumen antibióticos constituye una de las
principales causas de que estas drogas, alguna vez milagrosas, estén perdiendo
la pulseada frente a los gérmenes. Porque contra lo que sucedía hace unas
décadas, hoy las bacterias logran volverse inmunes a los antibióticos mucho
antes de que el hombre desarrolle otros para reemplazarlos. Y a este ritmo, el
futuro que se perfila para el mundo resulta aterrradoramente parecido al que
sugiere la frase de Pasteur.
LAS CAUSAS FRECUENTES
“El deseo de los médicos de
curar”, “el temor a equivocarse quedando expuestos a una demanda por mala
praxis”, “la insistencia de los pacientes” y “la presión que ejerce la industria
farmacéutica en la promoción de sus productos” son algunas de las causas que
llevan a que “muchas veces, ante la duda, los médicos terminen dando un
antibiótico aún cuando no están convencidos de que vaya a servir”, dice el
doctor Jorge Contarelli, jefe de Infectología del Hospital San Juan de Dios y
presidente de la Sociedad de Infectología de La Plata.
A esa larga lista de causas,
su colega, la doctora Marisa Bernan -infectóloga del Hospital San Roque y
docente en la Cátedra de Infectología de la Facultad de Medicina de La Plata- le
agrega el “factor desconocimiento”. “Salvo los infectólogos y los farmacólogos,
los médicos en general no tenemos una formación muy fina en
antibióticos. Como son drogas utilizadas en casi todas especialidades, el margen
de desconocimiento en ellos es mayor al que se da con con otras
drogas específicas”, dice.
En medio de ese fénómeno, el
doctor Enrique Mules -infectólogo del Hospital Español y docente en la Cátedra
de Salud Pública en la UNLP- no descarta además cierto grado de negligencia. “Se
supone que a menos que uno esté muy seguro del tipo de bacteria que enfrenta
siempre tiene que pedir un análisis bacteriológico antes de recetar un
antibiótico. Pero esto es algo que muchos colegas no hacen por falta de
recursos, falta de tiempo o simplemente porque se han acostumbrado a trabajar
así”, dice.
Lo cierto es que esa forma de
trabajo, que en muchas ocasiones excede a los propios profesionales para
tornarse estructural, es la que explica la mayor cantidad de casos en que los
antibióticos son indicados incesariamente. Así lo señala entre otros el doctor
Amadeo Esposto, jefe del Servicio de Infectología del Hospital San Martín. “El
error más común, sobre todo en esta época y en chicos, es tratar infecciones
respiratorias virales como si fueran bacterianas. Como los virus no responden a
los antibióticos, lo único que se logra con eso, además de un gasto inútil, es
inducir resistencia”, afirma.
CEPAS ESCURRIDIZAS
Pero mientras que el “gasto
inútil” por la prescripción innecesaria de antibióticos pasa inadvertido,
su otra consecuencia, el surgimiento de gérmenes resistentes, no.
“Las bacterias resistentes han trascendido ya el medio
hospitalario para instalarse en la comunidad. En la Región tenemos microbios
causantes de infecciones que hace sólo diez años eran fáciles de tratar y hoy
nos vemos en figurillas para controlarlos”, sostiene el doctor
Contarelli.
“Lo más preocupante es la
aparición en la comunidad de estafilococo resistente, un germen que si bien
suele producir manifestaciones leves en la piel y partes blandas, tiene un
potencial de agresividad muy alto. Mientras que hace dos años casi no se veía en
esta región, el último relevamiento de la Sociedad de Infectología mostró que
cerca de un 40% de las lesiones de piel cultivadas correspondían a este germen
resistente”, comenta el doctor Esposto.
“El caso típico es el de un
niño al que se le infectó una herida en la piel y le indicaron Cefalosporina de
primera generación, un antibiótico que hoy no sirve para nada porque el 70% de
las cepas son resistentes. Entonces, al no controlar la bacteria, la infección
progresa comprometiendo al músculo o derivando en una infección generalizada que
puede matarlo”, explica la doctora Silvia González Ayala, titular de la Cátedra
de Infectología de la facultad de Medicina de La Plata e infectóloga del
Hospital de Niños.
"Lo mismo pasa en infecciones
urinarias comunes, como la cistitis -agrega Contarelli-; uno tiene que hacer
ejercicios de inteligencia y acomodar el antibiótico porque los que usamos
siempre ya no funcionan. Ni hablar cuando se trata de infecciones que se
producen dentro de los hospitales: hoy muchos veces tenemos que arrancar echando
mano a los antibióticos de reserva, los que se dejan para última instancia,
previendo la posibilidad de que si le erramos con la droga podemos tener
complicaciones serias y hasta perder al paciente”.
UNA OSCURA PERSPECTIVA
Es frente a esta realidad que
la directora de la Organización Mundial de la Salud, Margaret Chan, salió meses
atrás a advertir que si no se toman medidas urgentes, el mundo entrará en “una
era postantibióticos, en la cual muchas infecciones comunes no tendrán una cura
y, de nuevo, matarán sin freno”. Aunque el pronóstico pueda sonar exagerado, la
mayoría de los médicos con mayor experiencia en infecciones se muestran de
acuerdo con él.
“La OMS no está exagerando en absoluto. Hoy
las bacterias van más rápido que los antibióticos. En nuestro medio es terrible
lo que está ocurriendo: además de que hay un sobreuso de antibióticos en
infecciones respiratorias, existe una fuerte cultura de la automedicación y una
venta generalizada sin receta en farmacias”, dice la doctora González
Ayala.
Es una realidad tan
“concreta“ como “dificil de resolver” sin no es a través de un uso
más racional, concide el doctor Esposto. Sucede que “mientras se requieren en
promedio diez años para desarrollar un antibiótico, hoy ese antibiotico empieza
a perder efectividad a los tres años y ya nadie lo receta”.
De esta forma, “como ha
dejado de ser negocio, las farmaceúticas en general no invierten en
investigación de antibióticos; por lo cual la perspectiva de que en los próximos
años surjan antibióticos originales es casi nula”, sostiene el doctor Esposto,
quien deja flotando la conclusion inevitable de su análisis: “hoy más que nunca
hay que cuidar los antibióticos que tenemos”.
La otra pata:
automedicación
Aunque el uso inadecuado de
antibióticos responde en gran medida a la sobreprescripción que hacen de ellos
los algunos médicos, también los pacientes alimentan el fenómeno. “Se calcula
que el 30% de los antibióticos que se toman incorrectamente corresponden a casos
de automedicación o prescripción farmacéutica, que es lo más peligroso”,
sostiene el doctor Enrique Mules.
“Hoy por hoy cualquier
persona te recomienda un antibiótico al escuchar que tenés fiebre. Aunque a
nadie se le ocurriría indicar un anticonvulsivante o un antihipertensivo sin ser
médico, no sucede lo mismo con los antibióticos. La gente tiene en general la
sensación de que no son peligrosos, cuando en realidad no es así”, explica la
doctora Marisa Bernan.
Pero si existe en nuestro
país una cultura de la automedicación muy instalada, ésta se debe en gran parte
a la facilidad para acceder a medicamentos que no son de venta libre. Un
reciente estudio de la consultora IMS Health comprobó que en Argentina tres de
cada diez medicamentos de venta bajo receta se adquieren sin prescripción médica
y el 23,6% de ellos son antibióticos.
Mientras que la mitad de los
antibióticos que se producen en el mundo va para el hombre, la otra mitad se
destina a los animales, fundamentalmente para su engorde. Y ese forma de
utilización “también genera serios problemas de resistencia”, señalan desde la
Sociedad de Infectología de La Plata.
“Cuando vos les administrás
un antibiótico en cantidades bajas junto a la comida, los animales ganan peso
más rápido; pero a su vez, esa gran presión de antimicrobianos hace que el
riesgo de que aparezca resistencia sea mayor. En las explotaciones de pollos y
cerdos es donde más presión antibiótica hay”, explica el doctor Jorge Errecalde,
titular de la Cátedra de Farmacología en las facultades de Medicina y
Veterinaria de la UNLP.
“Está muy
discutida la incidencia que tiene el uso de drogas veterinarias en la
resistencia humana. Algunos dicen que es gravísima; otros, que ocupa un lugar
secundario. Pero lo indiscutible es que si vos utilizás continuamente dosis
bajas de antibióticos en una explotación animal estás generando resistencia y
esa resistencia implica el riesgo de que eventualmente llegue al hombre”, dice
Errecalde.
TESTIMONIOS
Doctor Amadeo
Esposto
Jefe del Servicio de Infectología del
Policlínico San Martín
“Está demostrado que en nuestro país cerca
del 60% de las prescripciones de antibioticos son inadecuadas; el error más
común es tratar infecciones respiratorias virales como si fueran bacterianas.
Como los virus no responden a los antibióticos, lo único que se logra con eso es
inducir resistencia”.
Doctora Marisa
Bernan
Infectóloga del Hospital San Roque y
docente en la Cátedra de Infectología de la Facultad de Medicina de La
Plata
“Creo que la sobreprescripción puede
explicarse desde muchos lugares, pero hay dos factores fundamentales: por un
lado el temor de los médicos a que el paciente evolucione desfavorablemente por
retrasar el uso de antibióticos y verse involucrados en una demanda por mala
praxis; por el otro, la presión de los laboratorios para el uso de
nuevos antibioticos".
Doctora Silvia
González Ayala
Titular de la Cátedra de Infectología
de la Facultad de Medicina de La Plata e infectóloga del Hospital de
Niños
“Si bien el problema se da en todo el
país, en La Plata es mayor por la concentración de médicos. A más médicos, mayor
es el uso de antibióticos por la presión de la industria. Es sabido que algunos
laboratorios incentivan el uso de sus antibióticos premiando a los médicos que
más los recetan”.
Doctor Enrique
Mules
Infectólogo del Hospital Español y
docente en la Cátedra de Salud Pública de la Facultad de Medicina de La
Plata
“Se supone que a menos que uno esté muy
seguro del tipo de infección que enfrenta siempre debe pedir un análisis
bacteriológico antes de recetar un antibiótico. Pero esto es algo que muchos
colegas no hacen por falta de recursos, falta de tiempo o simplemente porque se
han acostumbrado a trabajar así”.
Doctor Jorge
Contarelli
Jefe del Servicio de Infectología del
Hospital San Juan de Dios y presidente de la Sociedad de Infectología de La
Plata
“No es que los microbios sean más ni que se
hayan vuelto más agresividad, sino que no responden a algunos antibióticos que
hace unos años eran sumamente efectivos. Esto se debe esencialmente al un uso
inadecuado de los antibióticos: muchas veces se los usa para procesos que no los
requieren, como infecciones respiratorias virales”.
Doctor Jorge Errecalde
Titular de las cátedras de Farmacología
en las Facultades de Veterinaria y Medicina de La Plata
“En estos
últimos años el problema de la resistencia se fue agudizando; creo que
fundamentalmente por la mayor utilización de antimicrobianos, la cual aumenta la
presión de selección sobre las bacterias. La única posibilidad de resolver esto
es hacer un uso prudente de los antibióticos que tenemos en lugar de
dilapidarlos”.
INFOGRAFÍA
La resistencia microbiana, una
amenaza mundial
A lo largo de los últimas décadas, el
uso irracional de antibióticos ha llevado a que las bacterias desarrollen
resistencia a ellos cada vez con mayor celeridad. Es así que el mundo enfrenta
hoy un serio riesgo de que infecciones comunes se tornen
intratables.
Principales causas
1. Sobreprescripción
Distintos estudios muestran que más de la
mitad de los antibioticos ambulatorios que se indican en nuestro país no son
necesarios. Muchos médicos los recetan para cubrirse ante la posibiidad de
cometer un error de diagnóstico, pero a veces también por la presión de los
propios pacientes y los incentivos que ofrecen las farmacéuticas.
2. Automedicación y venta sin
receta
A diferencia de lo que existe con otras
drogas específicas, la gente tiende a considerar los antibióticos como
inofensivos. Una reciente investigación de la consultora IMS Health comprobó que
en Argentina tres de cada diez medicamentos de venta bajo receta se adquieren
sin prescripción médica y el 23,6% de ellos son
antibióticos.
3. Uso veterinario para engorde
Cerca de la mitad de los antibóticos que se
producen en el mundo están destinados a animales y se usan mayormente como
promotores de engorde en explotaciones avícolas y ganaderas. Ese tipo de uso
favorece la aparición de bacterias resistentes que eventualmente y, a traves de
distintos mecanismos, pueden llegar al hombre.
Fuente: Red Salud
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