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El consumo de psicofármacos en una sociedad psicopatologizada

Lejos de identificarse como drogas, la imagen de los psicofármacos se relaciona erróneamente con la búsqueda de efectos positivos para afrontar las duras exigencias del día a día.


Una de cada cien personas sufre una depresión grave en su vida. Una de cada diez padece un desorden de ansiedad, y una de cada cien tiene síntomas esquizofrénicos. Al principio de los años 60 comenzaron a descubrir que a través de determinados medicamentos o sustancias, podían suprimirse las alucinaciones y los síntomas de algunos tipos de enfermedades mentales. Desde entonces, más de 100 millones de personas viven consumiendo pastillas.

La OMS (Organización Mundial de la Salud) indica que alrededor de 400 millones de personas padecen en el mundotrastornos mentales o neurológicos y que la incidencia va en aumento. La respuesta principal ante esto es el actual consumo desenfrenado de psicofármacos. Ansiolíticos, hipnóticos, antidepresivos, sedantes…píldoras de todos los colores, todas ellas dirigidas a actuar en el Sistema Nervioso Central y muy especialmente en nuestro cerebro.

La imagen de los psicofármacos se relaciona con la búsqueda de efectos positivos para afrontar las duras necesidades afectivas y laborales del mundo moderno. La industria farmacéutica, junto con todo el marketing de venta llevado a cabo, presentan los psicofármacos como últimos avances científicos puestos a nuestra disposición. “Ellos nos ayudarán a vivir mejor, asoportar nuestras tristezas, mejorar nuestros estados de ánimo, y a controlar nuestras emociones...” La compra-venta de la enfermedad ha resultado ser una estrategia altamente exitosa. Ahora, muchas de las situaciones normales de la vida han pasado a tener condiciones de enfermedad psiquiátrica, haciendo que cualquier persona, independientemente de su estrato social, busque y tenga la necesidad de solicitar, comprar y consumir pastillas como único remedio a su situación.

Cuando un fármaco invade la vida de una persona resulta muy complicado dejar de tomarlo. Se produce un efecto psicológico deadicción bastante fuerte. El sujeto pasa a encontrarse en una situación de total inseguridad cuando deja de tomar el psicofármaco, teniendo de esta manera escasas herramientas de actuación para enfrentarse a los acontecimientos.

El peligro de la adicción
Los psicofármacos deberían estar sólo indicados en casos muy precisos, diagnosticados y supervisados por profesionales idóneos que no se dediquen a repartir generosamente recetas de una forma continua. Al llegar a la adicción, el consumo de esa sustancia determinada se hace imprescindible. La dependencia psicológica es realmente difícil de superar en el proceso de deshabituación de una adicción. El compuesto del psicofármaco se incorpora en el individuo, el organismo se habitúa rápidamente a la presencia constante de esa sustancia con la necesidad de mantener un determinado nivel de la misma para seguir funcionando con normalidad. Los canales sinápticos se abren y "piden" un cierre de los mismos con las moléculas de esas sustancias. El consumo se convierte en una especie de ciclo cerrado muy difícil de detener.

Los psicofármacos no tienen la mala fama que puede tener el alcohol, la cocaína, el cannabis u otras drogas y muchas personas con problemas de dependencia no son ni conscientes de ello. Existen muchos casos en los que la persona prefiere acceder al atajo que produce el medicamento antes que enfrentarse a los problemas con sus propios recursos personales y no aprenden a gestionar las maneras de evitar lo que no desean.

Es posible volver a vivir sin tomarpsicofármacos siempre y cuando se lleve a cabo una etapa de deshabituación que provoque en el individuo el regreso a la situación inicial en la que no se necesitaba la sustancia.

Por: Ángeles Álvarez
Fuente: Hechos de Hoy

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